martes, 18 de octubre de 2011

Quítate el sombrero de pensar...

Desmayarse, atreverse, estar furioso, áspero, tierno, liberal, esquivo, alentado, mortal, difunto, vivo, 
leal, traidor, cobarde y animoso;
no hallar fuera del bien centro y reposo, mostrarse alegre, triste, humilde, altivo, enojado, valiente, fugitivo, 
satisfecho, ofendido, receloso;
huir el rostro al claro desengaño, beber veneno por licor suave, 
olvidar el provecho, amar el daño;
creer que un cielo en un infierno cabe, dar la vida y el alma a un desengaño; 
esto es amor, quien lo probó lo sabe.

 Lope de Vega








Siento el tiempo pasar y eso me asusta. Siento que me rasga la piel a cada segundo que transcurre. La polvoriza, la deshace, y me desnuda poco a poco... sin dame tiempo a pestañear y darme cuenta de que se escapa, el tiempo se me escapa y no hago nada por retenerlo junto a mí. Le veo marcharse casi sin percatarme, quizá fijándome demasiado en cosas más banales que el hecho de que se va para no volver. Hace nada, tenía catorce años, y veía mi edad actual muy lejana. Pero aquí está, ha llegado y ahora veo lo demás lejano, pero si el tiempo sigue pasando así de rápido; no pasará mucho hasta que todo llegue.
Y eso me da miedo, porque me da la sensación de que vivo a medias. De que podría sentir mucho más de lo que siento, y de que mis sonrisas podrían ser sinceras si quisiera. Si quisiera. ¿Es solo eso? No. Quiero, pero no puedo. Soy incapaz de ser feliz por más que lo intento y lo vuelvo a intentar. No creo que nadie se percate del hecho de que intento con toda mi alma salir de toda esta mierda, de limpiar mi mente, de dejarla blanca y pulida, nítida y hermosa. No creo que nadie sea capaz de apreciar todo el esfuerzo que he hecho por intentar no pensar tanto, no darle tantas vueltas a las cosas y de no ahogarme en mi propia miseria. Pero es que no puedo, por más que lo haya intentado siempre vuelvo a caer en mi propio abismo. El que yo creé. No sé si es un abismo real o uno ficticio, pero yo lo veo, y caigo; no sé si en el mundo real o en el de los sentidos. 
A veces creo que voy a enloquecer de tanto que me duele el alma, y la mente. Mi mente sobrepasa los límites, está llena de todo el dolor que no soy capaz de expresar con palabras. Me doy lástima a mí misma, porque cada vez que miro, suplico atención o una muestra de afecto... Que nunca llega. Sentirse solo cuando se está rodeado de gente es lo peor que le puede pasar a una persona. Sientes que miran a través de ti, de hecho, puedes y sientes las miradas atravesándote casi sin verte. ¿Qué hay detrás de ti que parece tan interesante? ¿Por qué nadie es capaz de verte? De ver que estás ahí de pie impasible pero gritando interiormente que te mueres, que necesitas desesperadamente una mano que te salve del abismo que tú misma creaste. 
¿Por qué nadie es capaz de ayudarte? ¿Tan egoístas somos, que no somos capaz de ayudar ni cuando vemos que alguien se ahoga en sus propias lágrimas? Ese es el problema. Nadie te ve ahogarte... En esta sociedad actual, solo vemos lo que queremos. Vemos si alguien está demasiado gordo o demasiado flaco, vemos si viste de mercadillo o si lleva zapatos de Louboutin. Pero nadie ve ahogarse a las personas. 
A veces creo que soy demasiado buena. Creo que debo de estar hecha de la pasta de la que las demás personas no están hechas. Es una pasta demasiado dulce y fácil de moldear. A mí cada mirada de cada persona me llega a lo más hondo del alma, se me clava y no se me olvida. Miro, pero miro en el interior. Veo a las personas. ¿Por qué nadie es capaz de verme a mí? Ven a una chica feliz, o una chica triste, o quizá no ven nada. Quizá ven una chica aplicada, o desorganizada, o risueña o prepotente. Pero la realidad es que nadie es capaz de verme el alma. Nadie puede ver cuánto amor tengo guardado en mi interior. ¡Que ni siquiera lo quiero! Solo quiero ofrecerlo, pero nadie parece ver que está ahí. Nadie ve el sufrimiento de mi alma. Nadie ve en mis ojos que cada día es más difícil llevarlo todo sin echarme a llorar y preguntar, a alguien, a quien sea: por qué. Por qué no sois capaces de quererme, por qué vivo atormentada, por qué no puedo ser feliz, por qué me preocupo tanto, por qué vivo obsesionada, por qué mi alma llora día sí y día también, por qué mi mente se siente sola en su búsqueda de una igual..
Mis ojos están cansados de llorar, pero mi alma más. Sentir el vacío cada día es lo más horrible. Ver las relaciones de los demás. Ver que les quieren más a ellos que a ti, que tú sobras... Puedo contar las personas a las que le importo con una mano y me sobran dedos... Y duele, porque aprecio, a esos ¿tres?, ¿cuatro? que realmente me quieren, pero me duele ver que todos aparte de mí se llevan bien, se entienden y se aprecian pero yo estoy fuera. Porque parece que nadie es capaz de entenderme. Y después de varios años necesito a alguien que lo haga. Realmente necesito a esa mente que llevo buscando mucho tiempo y que no soy capaz de encontrar. Me da igual dónde estés y quién seas, pero ayúdame, ven y muéstrate. Porque necesito ver tu mente, necesito ver que entiende a la mía, necesito que la complementes y que llenes el vacío que ya no sé cómo llenar. Lo he intentado de muchas formas (perjudiciales, pero siempre me ha dado igual), pero no puedo seguir haciéndolo. Necesito llenarlo de algo que la complemente. Porque necesito a una mente igual que la mía... Necesito dejar de sentir el vacío, la oscuridad y la agonía que siento en lo más profundo de mi alma.



Quítate de una vez los zapatos de escapar.